DIARIO DE ALMERIA / PULPO SECO DE ADRA: UNA MANJAR EXTRAIDO DE LAS CALADEROS ALMERINESES /
La UE reconoce a este magnífico producto que de octubre a junio se captura entre la costa abderitana y Roquetas
El pulpo seco de Adra obtiene el reconocimiento europeo por su elaboración tradicional
Adra/Hay una agradable neblina sobre el Puerto de Adra. Kilómetros atrás quedaron los 29º grados que marcaba el coche al pasar por los campos de La Mojonera y El Ejido, cerca de la lonja el mercurio no pasa de los 22º. La sensación, agradable, se torna incluso en fresca con las brisas que empujan hacia la costa los primeros barcos faeneros que llegan cargados de pulpo.
Son las diez de la mañana, Pingano, Cristo II, Hermanos Huertas, Nuevo Albastros y Miramar, barcos de artes menores, llegarán hoy a la lonja abderitana para dejar aproximadamente unos 300 kilos. Además, el Hermanos Cano II también traerá sus capturas desde Almerimar, donde tienen atracada su embarcación.
“He tenido años de llegar a comprar más de mil kilos, tener contratados barcos y llevarme esas cantidades”, explica Juan Luis Madrid, comprador mayorista cuyo producto viajará hacia Valencia: “Hoy voy a llevarme unos 150 kilos al día. Primero porque he entrado tarde al no tener mucho precio y segundo porque estoy cogiendo solo el de un kilo o kilo y medio”, y los que sobrepasan ese peso se los queda la industria local que se dedica a secarlos para producir el famoso Pulpo Seco de Adra, inscrito esta misma semana en el registro de Especialidades Tradicionales Garantizadas de la Unión Europea.
El Pulpo Seco de Adra es una delicia, un manjar que sirven los bares y restaurantes de la zona, que no deja indiferente a ningún paladar. Se trata habitualmente de pulpo de roca, aunque también hay buenos ejemplares de zona arenosa. Su elaboración tiene ese secreto histórico que conservan con celo la tradición abderitana. La materia prima, por su parte, hay que buscarla cada día a unas dos millas de la costa almeriense: “Nosotros pescamos entre Adra y el Castillo de Guardias Viejas, tratamos de salir unos cinco días a la semana ahora que la veda está a punto de cerrarse”, explica Nicolás Cano mientras su hermano separa en tres cajas para su pesaje los ejemplares capturados: “Los nuestros son barcos pequeños, dependemos de que el tiempo acompañe para poder salir a faena. Hoy hemos pasado un día malo, no había viento pero sí mucho balanceo... Estoy reventao de las piernas”, dice con una sonrisa atisbándose tras una cara de mucho sueño.
Normal, los pescadores de pulpo tienen los ritmos totalmente cambiados. Su hábitat es la noche y los primeros rayos de sol. “Nosotros salimos a faenar a partir de las doce de la noche, antes no se permite, y traemos todo lo pescado a puerto a lo largo de la mañana. En nuestro caso, atracamos en Almerimar, ponemos hielo a los capazos con los pulpos y nos lo traemos por carretera”. Nicolás, de familia pesquera y al que le quedan pocas semanas para jubilarse, insiste en el respeto de los pescadores abderitano con el medio ambiente: “Somos los primeros interesados en que el pulpo pueda reproducirse y tenga un entorno adecuado. Antes, éramos nosotros mismos los que nos poníamos paradas para no salir a faenar y dejar que el animal se reprodujera. Ahora hay mucha normativa al respecto, aquí no vas a ver pulpos por debajo de un kilo porque son inmaduros y los devolvemos al mar”.
Por su arte de pesca, el pescador no ve cómo es el pulpo hasta que tiene en sus manos la nasa, la trampa donde cae el ejemplar. Se trata de pequeñas jaulas de alambres, que van atadas a una cuerda, y se dejan durante un día fondeando zonas rocosas, cuevas submarinas y áreas con corrientes marinas adecuadas. En la nasa se mete un pescado o un cangrejo, un pequeño señuelo para que acuda el pulpo, que entra por una pequeña apertura, por la que ya es imposible que vuelva a salir. Es una técnica que se cree que ya usaban los antiguos egipcios y que sigue siendo infalible.
Enrique Pérez, padre e hijo, están recogiendo todos sus aparejos de pesca y guardándolos en su barraca, donde tienen decenas de estas nasas. “Ahora pesco al trasmallo, antes sí que pescaba pulpos. De todas formas, siempre los barcos de arrastre y los de trasmallo sacamos también algunos pulpos cuando estamos capturando gamba, cigalas, salmonetes, brecas, pijotas...”, que se venden en la subasta de la tarde.
La faena matutina está casi lista, sólo falta por llegar a puerto un barco que no le responde a la llamada móvil de Juan Luis. “Hay veces que no se coge suficientes cantidad de pulpo y se dejan nuevamente colocadas las nasas para el día siguiente”. Donde sí que hay pulpo es en el bar que hay entrada a la lonja y la buen pinta y el formidable sabor de las tapas que sirven los camareros explican el porqué de que la UE haya inscrito al Pulpo Seco de Adra como Especialidad Tradicional Garantizada.
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