jueves, 1 de agosto de 2013

DE PLAYA EN PLAYA: SAN CRISTOBAL, LA FAVORITA DE LAS FAMILIAS

IDEAL.ES


Granadinos de toda la provincia veranean en esta emblemática y bella playa almuñequera, que presume de accesibilidad y servicios


Muchos vecinos de Íllora bromean con que San Cristóbal es la playa del sobaco, ya que ésta es la parte del cuerpo que más morena se les pone al final de sus vacaciones en esta playa, por la de veces que levantan el brazo a lo largo del día para saludar a conocidos del pueblo. Y es que, si alguien gritara «¡Viva San Rogelio!» en mitad de la playa almuñequera, se escucharían «¡Vivas!» al patrón de Íllora debajo de todas las sombrillas. Los numerosos vecinos de esta localidad asiduos a San Cristóbal son solo un ejemplo de los granadinos de pueblos de interior que tienen sus viviendas de segunda residencia en esta playa. En San Cristóbal, en verano, se junta media Granada, medio Jaén, parte de Córdoba y hasta un cachito de Madrid, por hacer una estimación a vuela pluma. Es, junto a Fuentepiedra, la playa familiar por excelencia de Almuñécar. Y todos los que veranean en ella forman una gran familia porque llevan años coincidiendo en la zona. La mayoría son propietarios de los apartamentos de segunda residencia de los numerosos bloques de la primera línea de playa de San Cristóbal (Pirámide, Mariote, Mar del Sol, Mar de Plata...) que han ido pasando de generación en generación. Los compraron los abuelos, luego los disfrutaron los padres, sus hijos y ahora los nietos. San Cristóbal es así, el paradigma de las vacaciones en familia. Además de su arena de chinos gordos -que hacen los pies polvo pero manchan menos, a todo hay que verle las ventajas- la playa tiene auténticos símbolos conocidos más allá de Granada, como los Peñones del Santo o los espetos de sardinas del Piliki.
Con una longitud de un kilómetro, San Cristóbal es junto a Fuentepiedra que la supera en unos metros, la más extensa de las playas almuñequeras, sin tener en cuenta a La Herradura, que tiene más de dos kilómetros de longitud. En San Cristóbal, con una superficie de 57.800 metros cuadrados de arena oscura y chinos, caben hasta 12.100 usuarios con toallas y sombrillas, según los cálculos del Ayuntamiento, aunque en agosto falta espacio para todos y dedos en la mano para contar las filas de sombrillas.
La playa almuñequera puede presumir de servicios: no le falta de nada. Es perfectamente accesible para personas con movilidad reducida, tiene incluso zona de madera habilitada a las sillas de ruedas y pasarelas en todas las entradas. Una accesibilidad que ha animado a Antonia Navarro y su marido, de Córdoba, a elegir la playa almuñequera para sus vacaciones. «Nos lo recomendó un amigo y estamos contentos porque tanto el hotel como la playa están perfectamente adaptados», explican. Además de los equipamientos básicos, San Cristóbal cuenta con extras como un parque biosaludable con aparatos de gimnasia al igual que columpios infantiles, que convierten a la playa en una zona de ocio durante todo el año.
Los bañistas no son solo fieles a la playa, sino también a sus establecimientos de cabecera. «San Cristóbal tiene un agua limpia, cristalina y a mi me gustan más las piedrecitas que la arena fina», cuenta Lorenzo Soto, dueño de la churrería El Faro, que lleva 16 años atendiendo a sus clientes de Ganada, Jaén, Madrid «y últimamente muchos malagueños que antes no venían». Y como de vacaciones no hay horarios, aquí se junta los churros con las cervezas, al igual que en la churrería San Cristóbal, con seis décadas de historia en la playa. «Lo mejor de San Cristóbal es la tranquilidad, ¡y nuestras papas y nuestros churros!», comenta sin dudarlo, Mari Carmen Ruiz, la propietaria de este negocio que iniciaron sus padres y en el que ahora también trabajan sus hijos. «El restaurante Calabré y nuestra churrería son los negocios que a día de hoy siguen en manos de las mismas familias que los abrieron. Los granadinos nos quieren mucho», apunta. El Vizcaya es otro de los restaurantes emblemáticos que lleva medio siglo sobre la arena de San Cristóbal, aunque Francisco González lo dirige desde los últimos 15. «Yo soy de Almuñécar y me gusta todo San Cristóbal, nuestros clientes muy fieles, aunque este verano se presenta regular», explica. «Hay clientes que nos dicen que estuvieron aquí hace 50 años y aún nos recuerdan». La playa y el bulevar de San Cristóbal han experimentado, además, una evolución espectacular con el paso de los años. Testigo privilegiado, en primera línea de playa, ha sido el hotel Helios, que lleva 23 veranos en la playa. Su director, Rafael Lamelas, lo tiene claro: «El paseo ha cogido forma, está lleno de vida, es una zona muy llana para toda la familia. La gente es muy fiel a San Cristóbal, nosotros tenemos clientes que llevan viniendo décadas, nos piden habitaciones concretas, es como su casa», resume.


De playa en playa: San Cristóbal, la favorita de las familias

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